El amor mas grande...
...está adentro de mi. Nuestra angelita, nuestra hija dejó este mundo el 27 de abril. En medio del dolor, puedo decir que siento un gran amor. Amor de Dios, amor por mi esposo Jorge, amor por mi mamá, mis suegros, mis hermanos, mis amigos... amor por la Vida.
Ella vino a conectarnos a todos nosotros. De una forma extraña, Dios atendió a mi llamado de tener una familia unida. Durante las varias semanas que estuve en el hospital, todos estábamos juntos, pero muy juntos, conectados podría decirse.
Estábamos en oración todos tomados de manos, esperando que se hiciera la voluntad de Dios y que los doctores hicieran su mejor esfuerzo. Pero todos estábamos juntos, si pudiera explicarlo mejor...
En medio del dolor yo les dije a nuestros familiares que estaban ahí algunas cosas que sentía, que sentía que estábamos conectándonos otra vez, que esta adversidad me hacía darme cuenta que el amor que nos tenemos uno a otro es lo único que importa y que no debemos dejar que ese amor y esa llamita de luz entre nosotros se apague por nuestras tareas cotidianas.
Creo que en algunos hizo eco lo que yo decía aunque lo decía en medio de llanto y una angustia horrible. Comprendí que tener Fe es tener Fe y punto. No puede uno decir “tengo Fe que tal y tal cosa pase”... eso es más como un deseo personal. Tener Fe. Confié en Dios y a pesar del dolor he sentido una paz y serenidad que no he experimentado.
Me siento una mejor mujer tras esta experiencia aunque siento tan extraño decir esto. Nuestra hija linda vino a sembrar tanto en nuestros corazones... ahora solo podemos compartir esta cosecha de amor con quienes nos rodean.
Me siento tan MAMA como una mujer que da a luz a su bebé y se convierte en madre para toda la vida. Yo tengo a una angelita en el cielo, a mi hija, quien intercede por nosotros ante Dios. Cuando su papá y yo lleguemos al cielo, ahí estará ella esperándonos. Cuando sus otros hermanitos nazcan, ahí estará ella cuidándolos.
La única forma de apagar el dolor es con amor. Dios es amor. Tener fe es tener amor. Ahora lo comprendo tan bien, pero no lo puedo explicar muy bien quizás. El mundo necesita amor, cada uno de nosotros necesitamos amor. Esa es la mejor forma de trascender y dar el grano de arena para este mundo.
Sofía tenía esa misión: la de unir a su familia y sembrar amor entre todos. ¡Qué maravillosa angelita nos envió Dios! ¡Qué maravillosa misión de vida! ¡Dichosa que vive en el Cielo con Dios!
Ella vino a conectarnos a todos nosotros. De una forma extraña, Dios atendió a mi llamado de tener una familia unida. Durante las varias semanas que estuve en el hospital, todos estábamos juntos, pero muy juntos, conectados podría decirse.
Estábamos en oración todos tomados de manos, esperando que se hiciera la voluntad de Dios y que los doctores hicieran su mejor esfuerzo. Pero todos estábamos juntos, si pudiera explicarlo mejor...
En medio del dolor yo les dije a nuestros familiares que estaban ahí algunas cosas que sentía, que sentía que estábamos conectándonos otra vez, que esta adversidad me hacía darme cuenta que el amor que nos tenemos uno a otro es lo único que importa y que no debemos dejar que ese amor y esa llamita de luz entre nosotros se apague por nuestras tareas cotidianas.
Creo que en algunos hizo eco lo que yo decía aunque lo decía en medio de llanto y una angustia horrible. Comprendí que tener Fe es tener Fe y punto. No puede uno decir “tengo Fe que tal y tal cosa pase”... eso es más como un deseo personal. Tener Fe. Confié en Dios y a pesar del dolor he sentido una paz y serenidad que no he experimentado.
Me siento una mejor mujer tras esta experiencia aunque siento tan extraño decir esto. Nuestra hija linda vino a sembrar tanto en nuestros corazones... ahora solo podemos compartir esta cosecha de amor con quienes nos rodean.
Me siento tan MAMA como una mujer que da a luz a su bebé y se convierte en madre para toda la vida. Yo tengo a una angelita en el cielo, a mi hija, quien intercede por nosotros ante Dios. Cuando su papá y yo lleguemos al cielo, ahí estará ella esperándonos. Cuando sus otros hermanitos nazcan, ahí estará ella cuidándolos.
La única forma de apagar el dolor es con amor. Dios es amor. Tener fe es tener amor. Ahora lo comprendo tan bien, pero no lo puedo explicar muy bien quizás. El mundo necesita amor, cada uno de nosotros necesitamos amor. Esa es la mejor forma de trascender y dar el grano de arena para este mundo.
Sofía tenía esa misión: la de unir a su familia y sembrar amor entre todos. ¡Qué maravillosa angelita nos envió Dios! ¡Qué maravillosa misión de vida! ¡Dichosa que vive en el Cielo con Dios!
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